Si echo la vista atrás en el tiempo y pienso en todo lo que creía y quería aprender durante mi período de prácticas se asemeja totalmente a lo que a día de hoy puedo decir que he aprendido en el centro y, sobre todo, en el aula. Incluso puedo decir que aquella ambición, aquello que creía y quería aprender se queda corto respecto a la infinidad de aprendizajes que estoy adquiriendo en mi día a día.
En un primer momento pensé que me costaría hacerme respetar por los niños, que a ellos les costaría entender que, al final, soy una educadora más; pero desde la primera semana no ha sido así. Enseguida se han acostumbrado a mí y yo a ellos, por lo que he podido comprobar mis grandes capacidades de adaptación. Además de valorar muy positivamente mi período de adaptación, ya que considero que con mi actitud en ese tiempo favorecí que ellos poco a poco y de forma siempre progresiva se adaptaran a mi presencia en el aula, valoro positivamente mi buena actitud y mis aptitudes para compartir con los niños/as el día a día, para mantener una buena convivencia en el aula con ellos/as y la educadora. Por otro lado, un aspecto que creía que me iba a resultar difícil antes de entrar en el aula, era la idea de conseguir que los niños y niñas entendieran que soy una educadora más, entendieran que deben hacerme caso igual al resto de educadoras y entendieran que yo también estoy allí para ayudarles y cuidarles y, para mi alegria, desde la primera semana me vi totalmente capaz y hábil en esta tarea, ya que conseguí transmitirles esa confianza, conseguí hacerme respetar, lo cual ha sido fundamental para hacer agradable y enriquecedora mi estancia en la Escoleta.
Otro aspecto que me preocupaba era los posibles desacuerdos que pudiese tener con mi tutora, la posibilidad de que nuestros carácteres no se adaptasen el uno con el otro y la posibilidad de que su forma de llevar a cabo las clases, su modo de entender la educación y el modelo educativo que siguiese no fuese con el que yo estoy de acuerdo. De todo esto yo era consciente de que existía esa posibilidad y aunque desde un principio tenía claro que de encontrarme con alguno o muchos de estos casos en la realidad, de una forma u otra aprendería, también tenía claro que no se disfruta igual cuando las cosas no son las que uno espera. Afortunadamente no he tenido que "enfrentarme" con ninguno de estos casos, si hablo de mi tutora, ya que, para mi gran suerte, hemos tenido muy buena relación desde el primer día. Me ha ayudado a sentirme cómoda en todo momento, me ha informado de todas y cada una de las cosas que lleva a cabo en el aula con los alumnos y sin ellos y el módelo educativo que sigue es para mi y siempre ha sido para mi el más adecuado. Un modelo en el que los niños son protagonistas y en el que tiene mucho que decir en su aprendizaje, un modelo en el que el adulto acompaña y guía pero no impone, un modelo en el que el adulto es tierno y maternal con sus alumnos... Y todo esto lo he aprendido, todo esto he disfrutado de vivirlo, he disfrutado de cada uno de los momentos del aula.
De momento todo han sido cosas positiva, y es que como ya he dicho infinidad de veces, el balance, en general, es totalmente positivo; sin embargo, no todo es de color de rosa. Hay muchas cosas que me quedan por aprender y muchas cosas que considero que no he acabado de consolidar como aprendizaje; de estas cosas hay dos que me preocupan y "entristecen" especialmente, ya que al principio de las prácticas las marqué como miedo, como grandes miedos y es frustrante no conseguir superar del todo. Aunque debo reconocer que he mejorado si, pero no he conseguido afrontarlo ni mucho menos superarlos estos miedos. Pero estoy segura de que con el tiempo y la experiencia lo conseguiré, no me rendiré en ello. Las dos cosas a las que me refiero son el tema del trato con las famílias y el tema de la iniciativa.
Por un lado, el tema del trato con las famílias, que encuentro que no he conseguido desarrollar esta habilidad completamente, con esto no quiero decir que haya sido "desastroso" sino que no he conseguido desarrollarla plenamente. Si pienso en los motivos pienso en que, como es natural, los padres directamente se dirigen a la educadora, ya que con ella tienen confianza y saben que ella es la profesional y, el hecho de que las famílias, por norma, no se hayan dirigido a mi, quizá me ha condicionado a esforzarme menos o a no preocuparme tanto por ello. Otro motivo puede ser que no llego a atreverme a decirle a un padre o una madre si su hijo o hija no ha comido, por ejemplo, o ha tenido alguno conflicto....por miedo a la reacción que puedan tener... Pero bueno en cierto modo, aunque es un tema que me preocupa se que es algo que facilmente con el paso de los años y la experiencia dominaré. Me preocupa bastante más el "problema" de mi falta de iniciativa a veces. Antes de empezar mi prácticum me daba bastante miedo no ser capaz de proponer cosas, actividades, de mostrar mis opiniones en los claustros... Y la verdad es que actividades he propuesto muy pocas y en los claustros en raras ocasiones he tenido el valor de hablar o de opinar... Es verdad que he tenido iniciativa para decidir en momentos puntuales, pero me habría gustado ser capaz de decir algún dia a mi tutora "Mañana me gustaría hacer esto o aquello" lo cual he hecho muy pocas veces, la mayoría de actividades de las que me he encargado yo han sido propuestas de mi tutora hacía a mi. Lo cual se que perjudicará en mi nota, ya que es uno de los ítems que se evalúan, pero de todo se aprende y de esto , aprenderé.
Como conclusión, decir, que esta entrada complementa a la anterior y que, hay cosas positivas y cosas más negativas pero he aprendido, estoy aprendiendo y sin lugar a dudas, ha sido, está siendo y sera una experiencia inolviable.
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martes, 29 de mayo de 2012
lunes, 14 de mayo de 2012
Balance de mis prácticas
Después de estos casi 3 meses de prácticas y de reflexión diaria al respecto; si pienso en hacer una síntesis de lo vivido, lo aprendido, mis emociones, sentimientos y pensamientos...relacionados con este aprendizaje que estoy realizando, considero que en general el balance es totalmente positivo.
En primer lugar, debo hablar de mi tutora de prácticas. Se ajusta totalmente con el concepto de profesor ideal que yo tengo; cumple con muchas sino todas o cada una de las características que considero que debe tener un buen educador/a de educación infantil. Además tiene un trato conmigo muy amable y cercano, desde el primer día me ha ayudado en todo lo que he necesitado; me ha explicado los porqués de cada cosa que hace y me ha hecho sentirme un miembro más del equipo docente: me ha invitado a participar en los claustros, a estar presente en reuniones de padres...y, lo más importante para mí, me ha ayudado a ganarme el respeto y el cariño de los niños, puesto éstos me tienen como una educadora más dentro del aula a la que solicitan ayuda, de la que buscan el refuerzo positivo y a la que escuchan y obedecen, exactamente igual que al resto de educadoras. Y un aspecto muy importante es que con ella, mi tutora, me siento siempre escuchada. Siento que mis opiniones si valen y mis ideas son totalmente validas, aunque haya que hacerles algunas modificaciones y adaptaciones. En definitiva, está siendo una gran compañera en esta gran aventura y me está ayudando y enseñando a aprender.
Por otro lado, referente a las actividades, talleres... debo decir que me siento como en una clase práctica de las que en ocasiones hemos realizado en la UIB, ya que siguen todo lo estudiado teoricamente; a veces me da la sensación de estar viendo mis apuntes en vivo y en directo. En este aspecto estoy muy satisfecha con mis prácticas, ya que como he dicho el trato y el ambiente del aula es inmejorable y estoy poniendo en práctica todo lo estudiado anteriormente.
En relación al resto de compañeras, debo decir que es agradable, que me siento integrada y cómoda; el centro me gusta y, en general, puedo decir que me siento un miembro más en esta comunidad educativa. Lo cual me motiva y me ayuda a ir animada día a día y aunque al final de la jornada acabe agotada, siento que merece la pena.
En primer lugar, debo hablar de mi tutora de prácticas. Se ajusta totalmente con el concepto de profesor ideal que yo tengo; cumple con muchas sino todas o cada una de las características que considero que debe tener un buen educador/a de educación infantil. Además tiene un trato conmigo muy amable y cercano, desde el primer día me ha ayudado en todo lo que he necesitado; me ha explicado los porqués de cada cosa que hace y me ha hecho sentirme un miembro más del equipo docente: me ha invitado a participar en los claustros, a estar presente en reuniones de padres...y, lo más importante para mí, me ha ayudado a ganarme el respeto y el cariño de los niños, puesto éstos me tienen como una educadora más dentro del aula a la que solicitan ayuda, de la que buscan el refuerzo positivo y a la que escuchan y obedecen, exactamente igual que al resto de educadoras. Y un aspecto muy importante es que con ella, mi tutora, me siento siempre escuchada. Siento que mis opiniones si valen y mis ideas son totalmente validas, aunque haya que hacerles algunas modificaciones y adaptaciones. En definitiva, está siendo una gran compañera en esta gran aventura y me está ayudando y enseñando a aprender.
Por otro lado, referente a las actividades, talleres... debo decir que me siento como en una clase práctica de las que en ocasiones hemos realizado en la UIB, ya que siguen todo lo estudiado teoricamente; a veces me da la sensación de estar viendo mis apuntes en vivo y en directo. En este aspecto estoy muy satisfecha con mis prácticas, ya que como he dicho el trato y el ambiente del aula es inmejorable y estoy poniendo en práctica todo lo estudiado anteriormente.
En relación al resto de compañeras, debo decir que es agradable, que me siento integrada y cómoda; el centro me gusta y, en general, puedo decir que me siento un miembro más en esta comunidad educativa. Lo cual me motiva y me ayuda a ir animada día a día y aunque al final de la jornada acabe agotada, siento que merece la pena.
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